sábado, febrero 25

TU SEGURIDAD INTERIOR ES DECISIVA

Sebas estaba clarificándose lo que estaba leyendo. Le estaba poniendo el dedo en un cierto detalle que le atraía la atención. Era toda una actitud que no la había considerado anteriormente. Prestaba atención a la lectura de aquellas líneas y las iba digiriendo poco a poco: “La razón te dirá que no puedes pedir felicidad de una manera inconsistente”.

“Pues si lo que deseas, se te concede, y la felicidad es constante, entonces no necesitas pedirla más que una sola vez para gozar de ella eternamente. Y, si siendo lo que es, no gozas de ella siempre, es que no la pediste. Pues nadie deja de pedir lo que desea a lo que cree que tiene la capacidad de concedérselo”. 

“Tal vez esté equivocado con respecto a lo que pide, dónde lo pide y a qué se lo pide. No obstante, pedirá porque desear algo es una solicitud, una petición, hecha por alguien a quien el Mismo Padre Celestial no dejaría nunca de responder”. 

“El Padre Celestial ya le ha dado todo lo que él realmente quiere. Mas aquello de lo que no está seguro el Padre Celestial no se lo puede dar. Pues mientras siga estando inseguro es que no lo desea realmente, y el regalo del Padre Celestial no puede ser completo hasta que no se reciba”. 

Sebas se asombraba de que la petición se centraba en la persona que pedía. Y que la recepción de esa petición dependía de la persona. Siempre había creído que era causa del Padre Celestial. Sin embargo, esa idea que entraba por su mente de una forma distinta le abría un nuevo horizonte en su vida. 

Algo nuevo se abría para su consideración. Le había llamado la atención la propuesta de un autor que decía que cuando se hacían peticiones, debían hacerse con la convicción de que ya se habían recibido. En lugar de pedir bendiciones, buenas nuevas, resultados maravillosos para los demás, debían expresarse que se daban gracias por las bendiciones ya recibidas, por el cambio de circunstancias ya realizado y por los resultados maravillosos que ya habían venido. 

Debíamos pedir no para que suceda en el futuro, sino dar gracias porque ese deseo maravilloso ya se había cumplido. Esa energía que salía de nosotros con la convicción de que ya se había logrado era el elemento preciso para esa consideración. En ese contexto entendía la frase: “el Padre Celestial ya le ha dado todo lo que él realmente quiere. Mas aquello de lo que no está seguro, el Padre Celestial no se lo puede dar”. 

Sebas cambiaba de forma de expresarse con el Eterno. Sebas reevaluaba sus peticiones sobre él mismo y sobre los demás. Todo lo iría considerando como deseos recibidos ya. En esa línea se hacía verdad la frase en cuestión. “El Padre Celestial ya le ha dado todo lo que él realmente quiere. Mas aquello de lo que no está seguro, el Padre Celestial no se lo puede dar”.

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