viernes, febrero 17

UNA "MENTE NUEVA" A NUESTRO ALCANCE


Marcos se daba cuenta de que estaba accediendo a un nivel nuevo en sus planteamientos. Un nivel que nunca se lo había planteado. Cierta sensación de vértigo le entraba por el estómago. Era un cambio muy fuerte. Había depositado en una realidad toda su fuerza durante toda su vida. Ahora se asomaba la posibilidad de que esa realidad tan fuerte y tan robusta podía caer como una columna podrida y desvencijada.

Un nuevo planteamiento se abría ante su mirada. Por un lado, era una alegría, un gozo, un peldaño más en su vida. Por otro, debía olvidar, para siempre, aquello que había sostenido durante tanto tiempo su mente, sus ideas y sus sólidos principios aprendidos, compartidos e asumidos como normales y naturales.

“Pues a todos aquellos que eligen apartar su mirada de la condenación se les concede la visión y se les conduce a los caminos del equilibrio y la bondad”. Marcos soñaba. Veía un camino maravilloso. Reconocía que debía olvidar el camino de la dualidad. Ya no había ni malos ni buenos. Ya no había ni amigos ni enemigos. Ya no había gente que nos quería bien y gente que nos quería mal.

Admitía que había solamente un camino, una senda, formada por gente confundida, como él, que buscaba la luz cada día de su vida. Era una hermosa claridad que se abría con fuerza y con poder. La vida cambiaba. Los juicios desaparecían. Las condenas no existían. La comprensión abundaba. Y una mano siempre extendida de cariño y de apoyo se abría entre todas las mentes que elegían ese camino sin dudar y con total libertad.

La vida florecía con esas ideas que luchaban en su interior y querían prevalecer sobre las otras ideas de enfrentamientos, desengaños, dobleces y malas intenciones que adornaban la existencia. Parecía que el saber popular había conspirado contra la salida de la confusión. “Piensa mal y acertarás” nos repetían nuestras familias, nuestros amigos y nuestros conocidos.

Pero, Marcos vislumbraba, en aquellos momentos, el poder de su elección. “Pues a todos aquellos que eligen apartar su mirada de la condenación se les concede la visión y se les conduce a los caminos del equilibrio y de la bondad”. Veía que estaba en sus manos, en sus decisiones, en su modo de pensar. Observaba que no debía hacer ningún esfuerzo para lograrlo. Era fácil, sencillo. Sólo se trataba de elegir.

Además, era un deseo de su corazón. Empezaba a desterrar de su mente y de sus ideas, ese automatismo que le lanzaba a condenar, a buscar un culpable ante cualquier incidencia que se presentaba en la vida. Siempre había que buscar al causante de ello y pedirle responsabilidades. Debía pagar. Así se restablecía el equilibrio.

Ahora decidía analizar la situación, comprender a las personas que participaban, conocer las angustias que cegaban a las gentes, ayudarles en sus visiones, lanzarles una mirada amiga y entender, desde esa mirada, aquello que había provocado tal incidencia. La mente, de ese modo, se sentía más segura, más tranquila, más equitativa, más serena y justa porque nunca atacaba ni condenaba.

Marcos notaba una paz plena dentro de sí. Dejaba caer esa columna del ataque y de la dualidad, de la condenación y del enemigo, y erigía una nueva columna basada en la comprensión, en el apoyo, en la aceptación del error, en la bondad que emergía y en la mirada equitativa que todo lo equilibraba. Un amor de una “mente nueva” ensanchaba su corazón. 


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