Rubén leía y releía aquella definición de expiar y de expiación. Siempre había asociado a esta palabra la idea de castigo y de condenación. Un precio necesario para liberarse de la culpa de los malos comportamientos.
Aquella tarde, sentado en su mesa camilla, los libros le rodeaban. El flexo enfocado en el libro. Su mente centrada en la lectura. El papel iluminado no le ofrecía ninguna dificultad a sus ojos. El pensamiento, sorprendido, deambulaba por muchos caminos, por muchos derroteros.
Le costaba aceptar aquella definición exenta de culpa, exenta de castigo, solamente situada a nivel del conocimiento. Expiar era deshacer el error. Deshacer un concepto adquirido. Deshacer una comprensión equivocada. Su mente le daba vueltas. Su corazón le latía con pulso rítmico y anhelante.
Rubén buscaba en su tesoro interior algo que le dijera que aquella propuesta no era una locura, una invención del libro y del autor. Debía tener un fundamento sólido. Era una proposición genial, extraordinaria.
Recordaba la palabra con la que el Maestro Jesús iniciaba su evangelio. Una palabra mal traducida. La palabra en griego era: “metanoeite”. Esta palabra se ha traducido como: “arrepentíos”. Una palabra que implicaba castigo y reconocimiento de culpa.
La palabra utilizada por Jesús no tenía esa connotación de culpa y de castigo. Se puede comprender mejor esa palabra cuando la ponemos en comparación con una palabra similar: “metamorfosis”. Cuenta con la primera parte igual: “meta” más allá de.. . La segunda parte se refiere a la forma material. Y todos comprendemos lo que es una metamorfosis. Sobre todo en el gusano de seda.
La metamorfosis no implica ni condenación, ni culpa, ni castigo. Es un maravilloso despliegue de nuevas cualidades en la mariposa que no estaban aparentemente en el gusano hasta después del proceso. La transformación es extraordinaria y fabulosa.
La palabra “metanoeite” consta de la misma primera parte “meta” más allá de. . La segunda parte se refiere a la “mente” forma de pensar. Sería “ir más allá de la forma de pensar”. Así tenemos el ejemplo de metamorfosis en el plano material, y “metanoeite” en el plano del pensamiento.
La metamorfosis lleva a la maravilla de la mariposa. La palabra “metanoeite” lleva a la gloria del pensamiento más elevado y trascendente. Rubén, ahora sí, entendía la definición de expiar en el plano de deshacer el error, llevar el conocimiento a su grado supremo de verdad.
El mismo maestro Jesús lo había indicado. No era una invención humana. La traducción como “arrepentimiento” no era correcta. A ningún científico que cambia sus pensamientos basados en sus experiencias se le dice que se ha arrepentido cuando adquiere una mayor luz. Sencillamente ha ampliado su comprensión.
Jesús nos ofrece la misma propuesta: amplia tus conocimientos basados en tu reflexión y en tus experiencias. Rubén vibraba con aquellos descubrimientos. La vida se le ofrecía como una avenida llena de claras luces, y de claras orientaciones para comprender el camino adecuado.
Así entendía aquellas líneas: “La Expiación conlleva una reevaluación de todo lo que tienes en gran estima, pues es el medio a través del cual el Espíritu Santo puede separar lo falso de lo verdadero, lo cual has aceptado en tu mente sin hacer ninguna distinción entre ambos”.
“No puedes, por lo tanto, valorar lo uno sin lo otro, y la culpabilidad se ha convertido en algo tan real para ti como la inocencia”.
“Tú no crees que el Hijo de Dios es inocente porque ves el pasado, pero no lo ves a él”.
“Cuando condenas a un hermano estás diciendo: “yo que soy culpable elijo seguir siéndolo””.
“Has negado su libertad, y al hacer eso, has negado el testigo de la tuya”.
“Con igual facilidad podías haberlo liberado del pasado y haber eliminado de su mente la nube de culpabilidad que lo encadena a él”.
“Y en su libertad habrías encontrado la suya”.
Rubén entendía que el proceso de “metanoeite” le estaba invitando. Así la expiación se iba produciendo tal como fue propuesta: deshacer el error, ver más allá de la culpa y el castigo.
Aquella tarde cambiaba la vibración de sus pensamientos. Algo nuevo se brindaba. La sorpresa inicial se cambiaba en feliz descubrimiento. Una nueva ilusión surgía en su vida.
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