Josué estaba contento porque descubría caminos para lograr sus objetivos y sus horizontes. En el campo educativo y espiritual era una necesidad que se agradecía mucho. Se comprendía, se recorría el camino y se alcanzaba. El método lo era todo para alcanzar y superar metas dibujadas en la mente, vislumbradas en las ideas y queridas por el alma.
Todo un desarrollo que facilitaba la superación de modelos de pensamiento con otros paradigmas que dirigían el alma. El texto decía así: “El instante en que la grandeza ha de descender sobre ti se encuentra tan lejos como tu deseo de ella”.
Si la grandeza, centrada en que “mi reino está en ti” no se aceptaba, entonces la grandeza estaba tan lejos como lo estaba la comprensión. No había deseo de hacer realidad esa idea. Por ello, el texto indicaba: “El instante en que la grandeza ha de descender sobre ti se encuentra tan lejos como tu deseo de ella”.
Si la grandeza, centrada en “el altar de la santidad que está en tu mente”, no se aceptaba, igualmente estaba tan lejos como la comprensión de ella. Así no había deseo de hacer realidad esa idea. Y sin deseo, no había objetivo, no había camino, no había método, no había programa, no había dirección en la cual caminar.
Josué veía que esa idea de ser mejor cada día era una buena idea, era un buen propósito. Pero, necesitaba su clarificación, su comprensión, su entendimiento y su proceso de consecución paso a paso. El deseo se convertía en el motor del entendimiento para lograr su objetivo. Así esa tríada superadora de todas las situaciones: deseo, entendimiento, objetivo, era lo esencial en su mente y en su vida.
“Mientras no la desees, y en su lugar prefieras valorar la pequeñez [culpabilidad y debilidad] esa será la distancia a la que se encontrará de ti”.
“En la medida en que la desees, en esa misma medida harás que se aproxime a ti”.
“No pienses que puedes ir en busca de la salvación a tu manera y alcanzarla”
“Abandona cualquier plan que hayas elaborado para tu salvación sustitúyelo por el del Padre”.
“No hay nada más que pueda brindarte paz, pues la paz es del Padre y de nadie más que Él”.
El método lo era todo para alcanzar y superar metas dibujadas en la mente, vislumbradas en las ideas y queridas por el alma.
El método lo era todo para alcanzar y superar metas dibujadas en la mente, vislumbradas en las ideas y queridas por el alma.
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