Jacey estaba soñando, vibrando, en el cielo, en los horizontes llenos de luz. Un descubrimiento hermoso había venido a saludarla, amarla, a entregarse generoso a su mente y a su alma. Las delicias de aquellos versos se fundían con su ser.
No intentes cambiar a nadie:
limítate a iluminar…,
porque es tu luz la que invita
a tu prójimo a cambiar…,
Por fin veía ese influjo entre los seres humanos en su nivel precioso y amante. Por fin la luz del amor refulgía por encima de la razón. Iba más lejos que los puros razonamientos carentes de sentimientos, de ternura y de comprensión.
que en estos tiempos extraños
en que elegiste volver,
tu tarea, compañero,
no es otra que la de “ser”.
Palabras mágicas en su vida, palabras misteriosas reveladas. Ese “ser” que destacaba el núcleo principal de la mirada.
Y si ese que va a tu lado
se encuentra dormido acaso,
respeta su desarrollo
y su aparente retraso…
Mirada comprensiva de respeto. Mirada comprensiva de admiración. Mirada comprensiva con el estado de nuestro propio corazón.
Contémplalo con ternura
y acéptalo tal cual es,
y déjalo que prosiga
marchando sobre sus pies.
El cambio sale del interior. El cambio se produce porque algo se desconectó y se volvió a conectar de una forma distinta en su mente y en su alma. Ese proceso lo hace el corazón. Sus leyes ¿quién pudo entenderlas desde la razón?
Y tú no puedes lograr
que eleve sus vibraciones,
ni con presiones abiertas
ni sutiles empujones….,
La idea de ayudar de forma inadecuada produce torpezas y heridas innecesarias en el caminar.
Tú entra en tu propio silencio,
y en forma suave y callada,
deja que tu luz interna
se filtre por tu mirada.
Jacey callaba, pensaba, reflexionaba, amaba y se abría en total sintonía. La vibración surgía en forma de alegría, bondad, belleza, admiración y felicidad verdadera.
Tu impronta suave y serena
produce su propia acción,
y esparce sobre las cosas
silenciosa inspiración…
Esas eran las cosas del corazón. No había manuales. No había directrices. No había estudio. Había solamente la energía del universo con poder y con pasión.
Y cuando dejas que el otro
transmute su propia cruz,
no intentas cambiar a nadie…
¡pero los cambia tu luz!
Luces del universo aunadas por fin. Luces de la gloria en perfecta unidad. Luces de las alturas en completa paz. Luces de la felicidad eterna en plena efusión de bondad
Jacey cerraba los ojos y se dejaba transportar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario