viernes, julio 14

PERCEPCIONES EQUIVOCADAS

Mario se sorprendía. Captaba la actitud de su compañero de trabajo como extraña, lejana, distante y buscaba evitarle. No llegaba a entender esa posición en una persona que él la tenía como bastante equilibrada en sus juicios y en sus opiniones en todos los foros en los que participaban.

Le tenía en alta consideración. Eso le hacía más daño. Si hubiera sido una persona poco prudente, no habría tenido ningún problema. Sin embargo, esa actitud de ese compañero no se adaptaba a ninguna de las experiencias ni de los juicios que había hecho hasta entonces. 

Era cierto que no habían tenido entre ellos una conversación profunda, interesante y compartida. Todos los tipos de relación eran de trabajo y de responsabilidades compartidas. Siempre estaban hablando, cuando se requería, de características de su propio trabajo. El alma de Mario quedaba un poco vacía y desilusionada. 

Por nada del mundo quería la actitud de distancia que mantenía con dicha persona. Pero no dependía de él solamente. Era cosa de dos. Mario se esforzaba por unirse otra vez. No se conseguía. En una ocasión, la madre de su compañero tuvo oportunidad de hablar con él. Por lo que le comentó, dedujo que la madre sabía de las tiranteces en la relación. 

Quiso mediar y le compartió que su hijo sufría porque Mario tenía muchos dones que él no podía superar. La frase que le decía su hijo le quedó en el fondo de Mario: “Sabe hacer las cosas siempre tan bien”. Una visión que nunca le había pasado por la cabeza. 

Era cierto que tenía una timidez interna muy acusada en algunas ocasiones. Pero la buena actitud de Mario, la cercanía que le mostraba y la facilidad que le ofrecía no se veía recompensada. El problema en su interior era más fuerte de lo que él pensaba. 

“Tu curación se extenderá y se aplicará a problemas que no creías eran tus problemas. Y resultará evidente también que todos tus diferentes problemas se resolverán tan pronto como te hayas librado de uno solo de ellos”. 

“No puede ser que sus diferencias sean las que hayan hecho que esto sea posible, pues el aprendizaje no puede saltar de una situación a su opuesto y obtener los mismos resultados”. 

“Toda curación debe proceder de manera ordenada, de acuerdo con leyes que han sido percibidas correctamente y que no se han violado. No dejes que la manera en que las percibas te haga sentir miedo. Estás equivocado, pero hay Alguien dentro de ti que está en lo cierto”. 

Mario veía que todo su sufrimiento respecto a la relación con su compañero era una percepción equivocada que tenía. Toda su distancia e indiferencia nacían de esa timidez y de ese sentimiento de competencia donde se sentía menos dotado. 

Lo que Mario percibía como altanería e injusticia, era realmente un sufrimiento en el interior de esa persona. En lugar de atacarlo, analizarlo, condenarlo y sentirse tranquilo que él estaba haciendo lo oportuno, debía sentir comprensión y compasión por esa persona. 

Su misma presencia le estaba causando dolor. Por ello, entendía ese continuo huir de su presencia y de su compañía. Nada más que lo comprendió, gracias a las palabras de la madre de su amigo, todo se esfumó, se disolvió y cambió el análisis de la relación. 

La paz cubrió el pensamiento de Mario respecto a su compañero de trabajo. La tranquilidad se instaló. Trató siempre de facilitarle la vida dejando que fuera él el que se acercara a se alejara. Él sufría y él sabía hasta donde podía llegar. Todo un nuevo descubrimiento de su percepción de la situación con los demás.

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