Esteban pensaba en el proceso de la oruga arrastrando el cuerpo a lo largo de un tiempo y su posterior transformación en mariposa. En el aspecto físico era una maravilla. Recordaba en su infancia jugar con los gusanos de seda. Les ponía las hojas de morera para que fueran alimentándose y que nada les faltara.
Una experiencia preciosa que se ofrecía a los ojos de un infante. Los gusanos rampantes por la base de la caja. La morera rodeándolos. Los cuidados diarios. La observación constante para no perderse ningún momento especial. La formación del capullo de seda envolviendo sus cuerpos.
Y, por último, verlos salir convertidos en mariposas. Era un deleite sin igual. Era una visión del cambio físico impensable. Ahora, desde la distancia, veía que ese cambio tan básico en los humanos se producía en el pensamiento. Sacar las ideas de transformación y no quedarse en las ideas rampantes de la tierra.
Al igual que los gusanos, los humanos disponían del mismo mecanismo de cambiar sus visiones y sus percepciones. Así la alegría se acercaba y se multiplicaba en ese proceso milagroso de cambio de gusano a mariposa. Los pensamientos que nos limitaban era los pensamientos de ser gusano.
Las ideas que nos rompían los límites eran el camino para que la mariposa se hiciera presente. Todo un proceso que nosotros elaborábamos en nuestro interior. Estaba en nuestras manos. Estaba en nuestra decisión. Debíamos elegir entre las ideas de gusano y las ideas de mariposa. Esa era nuestra grandeza.
“¿Qué puede ser la sensación de estar enfermo, sino una sensación de estar limitado, o de estar desunido de algo y separado de ello? ¿O de una brecha que percibes entre tu hermano y tú y lo que ahora consideras salud? Y de este modo, lo bueno se ve como si estuviese afuera, y lo malo, adentro”.
“Y así, la enfermedad aparta al ser de lo bueno, y conserva lo malo adentro. Dios es la Alternativa a los sueños de miedo. El que es partícipe de sueños de miedo, no puede ser partícipe de Él. Pero el que se niega a ser partícipe de ellos, participa en Él”.
“No hay ninguna otra alternativa. Nada puede existir a menos que tú compartas su existencia. Y tú existes porque Dios compartió Su Voluntad contigo para que Su creación pudiese crear”.
Esteban veía con claridad a los sueños de miedo con los sueños e ideas de gusano que había en nosotros. Y se centraba en la participación con el Infinito como esas ideas de mariposa que estaban a nuestra disposición.
Se demoraba en las palabras que delineaban las ideas de gusano: enfermedad, sufrimiento, desunión, limitación, separación, brecha entre humanos, miedo. Todos unos pensamientos que definían al gusano que vivía en nuestro interior. Pero quería centrarse en las ideas de mariposa que volaba y dejaba atrás la caja limitada donde se habían formado:
Salud, bienestar, unión, sin limitación, sin separación, sin ninguna brecha entre humanos, sin miedo. Pensamientos totalmente distintos que se desplegaban en sus ojos, en las alas de sus sueños, en los suspiros y anhelos de su vida. La mariposa llamaba a las ideas de nuestra mente.
Valía la pena abrir de par en par las puertas y vivir esa maravillosa experiencia.
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