martes, mayo 3

QUIETUD, AMOR Y VERDAD

Julio había acabado su jornada laboral. Se estaba cambiando tranquilamente. En eso, un compañero suyo entró un poco acelerado. Se dijo para sí mismo en voz alta: “ve despacio que tienes mucha prisa”.

Julio nunca había oído esa expresión, pero se paró un momento y aceptó que era muy cierta. Las prisas nos hacen olvidar de cosas. Las prisas siempre son malas consejeras. Las prisas nos hacen ser más torpes. La prisas cambian el orden de las cosas y tenemos que volverlas a realizar. 

Las prisas no nos dan mejores resultados. Al final, las prisas nos hacen demorar mucho más que cuando estamos tranquilos. Las prisas nos dividen la atención. Nuestras manos, nuestros ojos, nuestros gestos están realizando una serie de movimientos, pero la mente está lejos. 

Las prisas nos dividen. Nos hacen mezclar dos acontecimientos. No disfrutamos ninguno. Todo se agolpa en nuestros pensamientos. Nos roba la atención y apenas podemos controlar nada. Somos como un papel en el viento. Arrastrados a rincones que no queremos ni deseamos. 

Empujados en direcciones que no eran las oportunas. Empujando a los demás sin quererlo. Saboteándonos la vida que vive en el instante del presente supremo. Por algo en el futuro, perdemos la vida presente. Y, como en un huracán, se hacen remolinos nuestras ideas. 

Julio repasaba todos estos pensamientos en su mente. Julio se hacía consciente de todos estos momentos arrebatados que siempre nos llegan a nuestra vida. La vida se escapaba de las manos en esos momentos. Esa vida consciente, llena de vitalidad, sonriente, plena, contenta, feliz y duradera. 

Por ello, la paz. Por ello, la tranquilidad. Por ello, la serenidad. Julio veía que no eran solo cualidades deseables. Entendía que era la situación indispensable para ser persona, para vivir como persona, para captar como persona la esencia de la vida. 

Julio volvía a repetirse que la vida no estaba en el futuro. La vida no estaba en nuestros sueños. La vida no estaba en nuestros deseos. Julio se afirmaba que la vida se encontraba en los instantes presentes que se disfrutaban a cada momento. 

Julio empezaba a comprender que ese presente era realmente la eternidad. Una ecuación apareció en su mente: Et. = Σ mps (Et. = eternidad; Σ = suma; mps = momentos presentes supremos). Con esta fórmula la vida alcanzaba su significado. 

En estos “mps” se podía reflexionar. Se podía decidir con cordura. Se podía ver con consciencia lo que realmente ocurría. Se podía llenar la vida de las personas. La sola presencia llenaba de energía la relación. Se podía vivir con una intensidad desconocida. Se podía gozar de una forma ideal. 

Cuando se estrechaba la mano, dos fuerzas de amabilidad vibraban. Cuando se hablaba, se comprendían porque se escuchaban. Se podía ver en la mirada del otro, nuestra energía reflejada. 

Julio siguió pensando en estos hermosos “mps” inducidos por la frase de su compañero aquella tarde: “ve despacio que tienes mucha prisa”. Terminó captando muchos significados de sus lecturas que no comprendía. 

Ahora entendía una frase que nunca captaba: “La vida no tiene ningún sentido”. La había escuchado. Su alma se revelaba. No sabía por qué se decía. En esos momentos de tranquilidad, un flash vino a su mente. La vida no tiene un fin. La vida tiene un momento. La vida es vida para vivirla a cada momento. 

Por ello, comprendió que si la mente no estaba en el momento presente, los pensamientos, los anhelos y los sueños son basura de entretenimiento. Maravillosos “mps” donde se vive, se comprende, se decide, se goza y se absorbe el néctar de la vida y su felicísimo amor.

4 comentarios:

  1. Estimada voz interior, al igual que Julio he empezado a comprender que las prisas no son buenas. Disfrutando del camino gracias a la transformación de haber encontrado el valor real de la formula propuesta. En todo caso añadir que los "mps" adquieren un valor verdadero y totalmente diferente dependiendo de otra ecuación condicional.

    If T=PE then Et=FzP+mps
    else (T<0 ^ mps=0)

    Siendo T=Trabajo, PE=Pasión Encontrada y Et=Eterna Felicidad tomando valor mps=momentos presentes supremos sin estos argumentos la formula en mi humilde entender siempre obtendrá un rdo incierto y negativo para nuestras almas.

    Abrazo y gracias por ser altavoz desde este blog siendo voz interior.

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    1. Muchas gracias por tu observación. Tomo nota. Los momentos presentes supremos se definen como momentos donde estamos presentes. Es la esencia del momento. Si no hay presencia, si estamos dormidos, el momento pierde su razón de ser. Ya no es presente. Requiere nuestra presencia despierta.

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  2. Hoy, precisamente hoy necesitaba leer esto... y si quisiera quedarme con una sola frase que encierra esta verdad...no podría estaría en un dilema
    ME QUEDO CON TODO!!

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    1. Un hilo invisible nos une a tod@s los Hij@s de Dios. Un hilo que nos comunica. Un hilo que nos conoce. Nos anima los unos a los otros para ponernos en comunicación.

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