jueves, mayo 11

COMPRENSIÓN AUTÉNTICA

Pablo recordaba algunos momentos de su vida donde su prestigio colgaba de la pronunciación de algunas personas. No deseaba que dijeran ninguna cosa extraña. Sólo anhelaba que dijeran la verdad. La naturalidad y la verdad eran nuestros aliados naturales. Eran la fuerza de la vida que nos empujaba en la realidad de nuestras existencias. 

Dentro de sí, hubiera deseado no depender nunca de esos testimonios. La verdad de una persona habla por sí sola. Pero, la tergiversación de algunas personas hacía necesario que se aclararan ciertas afirmaciones. En esos momentos pensaba en el Padre Celestial. A Él no habría que pedirle absolutamente nada. Él conocía a fondo nuestra auténtica verdad. 

Una verdad desprovista de envidias, de venganzas, de incomprensiones y de superioridades. Había en el ser humano cierto morbo interior por tener el prestigio de otras personas en sus manos. Era como un poder que los transformaba en cierto modelo de “bondad superior”. Sus testimonios serían escuchados. 

Pablo se solazaba con los enfoques que el Padre Celestial le hablaba a través de aquellas líneas: “Tú tienes derecho a todo el universo, a la paz perfecta, a la completa absolución de todas las consecuencias del pecado, y a la vida eterna, gozosa y completa desde cualquier punto de vista, tal como la Voluntad de Dios dispuso que Su santo Hijo la tuviese”. 

“Esta es la única justicia que el Cielo conoce y lo único que el Espíritu Santo trae a la tierra. Tu función especial te muestra que sólo la justicia perfecta puede prevalecer sobre ti. Y así estás a salvo de cualquier forma de venganza. El mundo engaña, pero no puede reemplazar la justicia de Dios con su propia versión. Pues sólo el amor es justo y sólo él puede percibir lo que la justicia no puede sino concederle al Hijo de Dios”. 

“Deja que el amor decida, y nunca temas que, por no ser justo, te vayas a privar a ti mismo de lo que la justicia de Dios ha reservado para ti”. 

Una hermosa paz invadió el corazón de Pablo. Una hermosa seguridad y confianza le rodeó por todos lados. Pensamientos que vibraban con la luz poderosa de la verdad y de la justicia para todos. Todo su ser vibraba de alegría y eternidad.

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