domingo, mayo 28

SIEMPRE HAY CAMINOS PARA LA FUSIÓN

David pensaba, desde su experiencia como profesor veterano, metidos en años de docencia, en la experiencia fallida que había tenido con uno de sus allegados jóvenes amigos. Eran amigos desde que se pusieron en contacto. La amistad en temas de trascendencia los unió. Una amistad con visos de comprensión profunda se había desarrollado entre ellos. 

La relación había navegado por mares desconocidos. Estaban ambos entusiasmados. Sin embargo, cuando fue necesario desarrollar la función docente entre ambos, algo falló en aquel intento entre dos seres muy cercanos. David puso en práctica el mismo diseño que había desarrollado con sus hijas. Lo sentía como amigo, como hijo, como compañero en el camino. 

El método concienzudo, diario, reflexivo y comprensivo no llegó a cuajar entre ambos. Algunas contestaciones de su amigo joven le hirieron como profesor. Sin darse cuenta, esas diferencias actuaron como elemento de distanciamiento entre ambos. Les sirvió como reflexión que a lo largo de tres meses fueron considerando. 

La distancia se había interpuesto entre ellos. La prudencia así lo requería. Había que dar marcha atrás. En algunos momentos, David consideraba a su joven amigo como un ser totalmente desagradecido. No llegaba a comprenderlo. Los días pasaban y la distancia fue creciendo entre ambos. Un día David tuvo una luz en su mente. 

Era cierto que el método aplicado a sus hijas no había funcionado con su joven amigo. Había sido un fracaso. Una herida en el interior de ambos se fue agrandando. Sin embargo, la unidad entre ambos había sido una divisa que en momentos anteriores habían alcanzado. 

David consideró que si el método aplicado a sus hijas, no le había funcionado, otro método específico tendría que encontrar el camino para dejar que la enseñara fluyera entre ambos. “Quieres conservar cierta distancia entre vosotros para que os mantenga separados, y percibes ese espacio como el tiempo porque crees que eres algo externo a tu hermano”. 

“Eso hace que la confianza sea imposible. Y no puedes creer que la confianza podría resolver cualquier problema ahora mismo. Crees, por lo tanto, que es más seguro seguir siendo un poco cauteloso y continuar vigilando lo que percibes como tus intereses separados”. 

“Desde esta perspectiva te es imposible concebir que puedas obtener lo que el perdón te ofrece ahora mismo. En el intervalo que crees que existe entre dar el regalo y recibirlo parece que tienes que sacrificar algo y perder por ello. Ves la salvación como algo que tendrá lugar en el futuro, pero no ves resultados inmediatos”. 

“Sin embargo, la salvación es inmediata. A no ser que la percibas así tendrás miedo de ella, creyendo que, entre el momento que aceptas su propósito como el tuyo propio y el momento en que sus efectos llegan a ti, el riesgo de pérdida es inmenso”. 

David se aferraba a esa idea de unidad que había alcanzado antes de su distancia. Leía y releía esa frase que le había llegado hondo: “percibes ese espacio como el tiempo porque crees que eres algo externo a tu hermano”. 

La idea de que no éramos nada externos los unos a los otros, le hacía a David buscar otros métodos oportunos para restablecer, con la confianza debida, la buena comunicación que entre los dos siempre había existido.

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