Guille estaba pensando en algunos temas que siempre había admitido y que nunca había pensado sobre ello. En algunos de los círculos donde se movía no tenía mucha aceptación la clasificación de los caracteres de las personas según el día, la hora, y el lugar de nacimiento. Sin un estudio serio y sin unos argumentos sólidos se desechaba como absurda y obscena.
La mente de Guille le propuso el siguiente reto: “Vamos a estudiarlo de una forma práctica, su repercusión en la vida diaria y su metodología para llegar a ese conocimiento que se nos compartía desde hacía muchos, muchos siglos”. Desde el punto de vista de la razón, le parecía muy oportuno. Era la demostración de una tesis con una metodología seria y comprensiva.
Se acercó al tema sin prejuicios en contra, sin prejuicios a favor. Era lo natural de toda investigación. Adquirió un buen material que se compartía en la Universidad de Londres y se dispuso a ir aplicando sus descubrimientos a sus alumnos/as.
Tenía la posibilidad de alcanzar desde la Patagonia hasta el Canadá en el continente americano. Desde Portugal hasta Rusia en el continente europeo. También tenía acceso a algunos estudiantes coreanos y japoneses. Diversas culturas podrían ser estudiadas.
Guille descubrió que estaba equivocado en muchos de sus planteamientos y acertado en otros. Las características comunes de un signo Cáncer se desarrollaba de la misma manera común con indiferencia del lugar de nacimiento. Así iba pasando con todos y cada uno de los signos. Descubrió que ese rechazo “institucional” no tenía ninguna razón de ser.
En esa línea entendía el planteamiento de aquel texto: “Es imposible que el deseo de morir del “pecador” sea tan fuerte como la Voluntad de Dios por la vida. Tampoco es posible que los cimientos de un mundo que Él no creó fuesen tan firmes y seguros como el Cielo. ¿Cómo iba a ser posible que el Cielo y el Infierno fuesen lo mismo?
“¿Y cómo podría ser que lo que Su Voluntad no dispuso no se pudiera cambiar? ¿Qué otra cosa aparte de su voluntad es inmutable? Si pudieses darte cuenta de que lo único que es inmutable es la Voluntad de Dios, este asunto estaría resuelto. No obstante, eso es precisamente lo que no crees. Sin embargo, no podrías creer nada más, sólo con que vieses lo que realmente es”.
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