Benito tenía cierta lucha en su mente. La idea de vivir el presente, ese continuo presente que nos daba la vida, era su descubrimiento maravilloso. Las experiencias en el presente anulaban, en cierta manera, los movimientos de la mente que se iban hacia el pasado y se proyectaban en el futuro.
Fue descubriendo poco a poco la diferencia brutal entre vivir el presente, vivir las circunstancias que nos tocaba vivir y las reflexiones que debíamos compartir con las personas que nos rodeaban en las incidencias de la vida, y vivir en la mente donde se daban mil vueltas a las ideas y se montaba una irrealidad que era tan real que no podíamos diferenciar entre esas dos vidas.
Leía que debíamos acallar la vida del pensamiento circular en la mente. Esa vida creada en nuestra mente no era real. Era un laboratorio lleno de trastos viejos que nos hería y nos mortificaba de manera continua. La felicidad estaba en vivir el día a día, conversación a conversación, encuentro a encuentro, abrazo a abrazo.
Pensar y llevar a cabo cada proyecto de cada día, de cada momento, de cada mirada y de cada necesidad que la mente descubría. Así, poco a poco, se iba dejando de lado esa vida artificial de la cabeza, inútil, irreal, absurda pero que nos atacaba de la misma forma como si realmente fuera verdadera.
“No te contentes con la idea de una felicidad futura. Eso no significa nada ni es tu justa recompensa. Pues hay causa para ser libre ahora. ¿De qué sirve la libertad en forma de aprisionamiento? ¿Por qué habría de disfrazarse de muerte la liberación?”
“La demora no tiene sentido, y el “razonamiento” que mantiene que los efectos de una causa presente se tienen que posponer hasta un momento futuro, es simplemente la negación del hecho de que causa y consecuencia tienen que darse simultáneamente”.
Benito se armaba de comprensión y de claridad. Ahora se estaba revelando esa unión que había leído anteriormente pero no había captado totalmente. La causa y la consecuencia se tenían que dar simultáneamente. No había tiempo entre ellas. Si la felicidad no se daba en el presente era que la causa no estaba bien entendida y aplicada.
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