martes, agosto 22

UN NUEVO RENACER

Guille estaba muy contento. La alegría le subía por todas las venas de su organismo. Era una energía limpia y plena. Era una alegría saturada de guirnaldas y luces. Su corazón, firme y seguro, le daba la confianza y le indicaba que todo iba de mil maravillas. Una situación increíble. 

Era un bonito momento de su vida. Repasando los años pasados, se paraba en los años cuando pasó de una etapa a otra. A sus doce años tuvo un cambio muy significativo en su desarrollo. Dejaba atrás una etapa preciosa de niñez y se abría hacia adelante en una etapa mucho más consciente de la vida. 

Nuevas energías, nuevas posibilidades, nuevos horizontes y nuevas ideas surcaban su mente de una forma rápida, endiablada, veloz y mágica que lo catapultaban a nuevas experiencias que no se habían esperado nunca en la vida. Eran esos momentos donde la experiencia nos sorprendía.

Dejaba atrás sus estudios primarios. Empezaba su primer trabajo en una oficina. Recibía, por primera vez, su primera paga dentro de una agenda. Era su primera agenda. La comprensión del mundo cambiaba. La comprensión de las personas era distinta. La comprensión de sí mismo se abría a nuevos planteamientos. 

En momentos, no sabía cómo contener toda esa serie de novedades que se plantaban en su vida como las sombrillas en la arena para protegerse del sol. Su playa natural y poco frecuentada se poblaba de cientos de pensamientos a los que les daba la bienvenida y les decía desde su interior: “es una maravilla”. 

Leer aquellos párrafos después de haber vivido muchos años con ideas confusas, no claras y, en algunos momentos, resignadas, le infundía un valor y una luz hasta entonces desconocida: “Este mundo está repletos de milagros. Se alzan en radiante silencio junto a cada sueño de dolor y sufrimiento, de pecado y culpabilidad”. 

“Representan la alternativa al sueño, la elección de ser el soñador, en vez de negar el papel activo que has desempeñado en la fabricación del sueño. Los milagros son los felices efectos de devolver la enfermedad – la consecuencia – a su causa”. 

“El cuerpo se libera porque la mente reconoce lo siguiente: “Nadie me está haciendo esto a mí, sino que soy yo quien me lo estoy haciendo a mí mismo”. Y así la mente queda libre para llevar a cabo otra elección”.

“A partir de ahí, la salvación procederá a cambiar la dirección de cada paso dado en el descenso hacia la separación. Y así lo hará hasta que todos los pasos hayan sido desandados, la escalera haya desaparecido y todos los sueños del mundo hayan sido deshechos”. 

Guille se quedaba extasiado con esa propuesta que se deslizaba delante de sus ojos. Un nuevo mundo se abría con poder y con mucha, mucha, comprensión. Se repetía alguno de los párrafos: 

“El cuerpo se libera porque la mente reconoce lo siguiente: “Nadie me está haciendo esto a mí, sino que soy yo quien me lo estoy haciendo a mí mismo”. Y así la mente queda libre para llevar a cabo otra elección”.

Guille entreveía un nuevo renacer en su forma de pensar, en su forma de considerar las cosas como lo había hecho hasta entonces. Un nuevo Guille aparecía y debía rehacer muchas de sus conclusiones a las que había llegado. Pero, no llegaba tarde. Le llenaba de ilusión la última propuesta: 

“A partir de ahí, la salvación procederá a cambiar la dirección de cada paso dado en el descenso hacia la separación. Y así lo hará hasta que todos los pasos hayan sido desandados, la escalera haya desaparecido y todos los sueños del mundo hayan sido deshechos”.

Quería grabarlo en su mente, en su alma, en su corazón, en su respiración. Quería grabarlo en las paredes de su casa, en sus reflexiones y en los momentos donde debía tomar decisiones. “Y así lo hará hasta que todos los pasos hayan sido desandados, la escalera haya desaparecido y todos los sueños del mundo hayan sido deshechos”.

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