Marce estaba absorto pensando en las buenas capacidades que tenía el ser humano para su superación. También veía las confusiones que podrían acontecerle en su devenir por la vida. Sus pensamientos iban clarificándose con aquellas propuestas. Esa composición grabada en una piedra de mármol blanco en el Monte de los Olivos le había abierto muchas puertas en su inteligencia.
Padre-Madre, Respiración de la Vida ¡Fuente del sonido, Acción sin palabras, Creador del Cosmos!
Haz brillar tu luz dentro de nosotros, entre nosotros y fuera de nosotros, para que podamos hacerla útil.
Ayúdanos a seguir nuestro camino respirando tan sólo el sentimiento que emana de Ti.
Nuestro Yo, en el mismo paso, pueda estar con el Tuyo, para que caminemos como Reyes y Reinas con todas las otras criaturas.
Que tu deseo y el nuestro, sean uno sólo, en toda la Luz, así como en todas las formas, en toda existencia individual, así como en todas las comunidades.
Haznos sentir el alma de la Tierra dentro de nosotros, pues, de esta forma, sentiremos la Sabiduría que existe en todo.
No permitas que la superficialidad y la apariencia de las cosas del mundo nos engañen, y nos libere de todo aquello que impide nuestro crecimiento.
No nos dejes caer en el olvido de que Tú eres el Poder y la Gloria del mundo, la Canción que se renueva de tiempo en tiempo y que todo lo embellece.
Marce se centraba en todas las posibilidades que iba desplegando ante el ser humano. La idea de Padre-Madre y la idea de la luz ya habían sido tratadas el día anterior. Ahora el ser humano se veía con la capacidad de aprender. Abríamos los ojos al mundo y todo lo íbamos aprendiendo y, en especial, el sentimiento: “Ayúdanos a seguir nuestro camino respirando tan sólo el sentimiento que emana de Ti”.
El sentimiento se vivía en casa, con nuestros amigos, con nuestras personas queridas. Era ese ambiente que se respiraba en las relaciones y que ponía un fondo precioso donde se podían producir las mejores interacciones. Saber que podíamos reproducir el sentimiento eterno, maravilloso, universal y comprensivo era un tesoro.
"Nuestro Yo, en el mismo paso, pueda estar con el Tuyo. Que tu deseo y el nuestro, sean uno sólo. Haznos sentir el alma de la Tierra dentro de nosotros". Marce se daba cuenta de que la posibilidad de imitar era grande en el ser humano. Era nuestra libertad seguir los ejemplos, elegir los maestros, decidir nuestras referencias.
La libertad se encontraba en la elección. Una vez elegidas seguíamos los pasos de esas referencias. Así se aclaraba nuestro camino. "No permitas que la superficialidad y la apariencia de las cosas del mundo nos engañen, y libéranos de todo aquello que impide nuestro crecimiento". Marce no podía negar que el crecimiento y la superación eran constantes en el ser humano. Era la ilusión de la vida.
Ese pensamiento de un crecimiento oportuno era la mejor palabra que nos definía en nuestro paso por la existencia. Crecíamos en nuestro cuerpo físico. Crecíamos en nuestros pensamientos, Crecíamos en nuestra comprensión del mundo. Crecíamos en el conocimiento de nosotros mismos. Crecíamos en nuestras actitudes. El paso de los años iba dejando su poso de sabiduría en nuestro continuo crecimiento.
Nada debía estorbarlo.
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